Espacio destinado a la divulgación de mi obra poética. También muestra algunas de mis preferencias literarias, musicales, cinematográficas o artísticas en general.



martes, 21 de marzo de 2017

DUDAMEL Y LA NOVENA DE BEETHOVEN

  El formidable instrumento que es la Orquesta Simón Bolívar de Venezuela se presentó de nuevo en Madrid después de dos años, en el transcurso de una gira europea que le ha llevado primeramente a Barcelona (Palau de la Música) y que proseguirá en las ciudades de Hamburgo (Elbphilharmonie Hamburg, el espectacular auditorio recién inaugurado) y Viena (Musikverein). En esta ocasión coloca en atriles las nueve sinfonías de Beethoven, ciclo asimismo afrontado con carácter previo en el auditorio de Caracas. En el caso madrileño que comentamos, su intervención se ciñó exclusivamente a la Novena Sinfonía, esa obra cumbre de la humanidad cuya puesta en cartel constituye siempre un acontecimiento de sustanciosa expectativa.
  Casi cinco años han pasado ya desde que servidor debutara en la escucha directa de tan admirable grupo, tal como relaté entonces en la elogiosa crónica que al respecto aquí publicase. Ponderaba en aquella reseña cómo ese espíritu juvenil entusiasta se sumaba a unas capacitaciones técnicas excelentes y a un sentido de la musicalidad y conjunción realmente extraordinarios, resultado del conocido “Sistema”, que tantos frutos sigue dando. Pues bien, van pasando los años y por fortuna muchos de los miembros de la orquesta siguen siendo reconocibles, empezando por su mediático director estrella Gustavo Dudamel, que al margen de su consagración mundial no se olvida ni de sus raíces ni de cuanto a su vez le debe a esta que será siempre su orquesta.

Gustavo Dudamel

  Tenía por mi parte ciertas precauciones frente a la interpretación de la  Novena, ese glorioso monumento de la historia de la creación humana, temiendo un enfoque acaso algo superficial (especialmente en el movimiento lento) que de algún modo atenuase el mensaje beethoveniano. Pues bien, a tal respecto el planteamiento de Dudamel se decantó más por el arrebato que por la sutileza, más por la intensidad y contundencia que por el énfasis en pausas y contrastes. Por otra parte, no hay que perder de vista, en este sentido, la aún notable juventud de esta formación, reflejada en su consabido entusiasmo, frescura y vigor expresivo que tanto nos cautivan.

  Entrando un poco más en materia, el Allegro ma non troppo con que da comienzo la obra fue expuesto con cierto apresuramiento, en la línea general que comentamos, si bien con la perfección técnica, rotundidad y belleza sonora acostumbradas. El Scherzo fue a mi juicio lo más destacado del concierto, de una intensidad y poderío deslumbrantes, con una reseñable presencia de las trompas y una contundencia en el timbal marca de la casa. En cuanto al Adagio, que es donde más se cifraba mi prevención, creo que fue defendido correctamente y con un muy hermoso diálogo del viento-madera, si bien faltó algo de respiración y sutileza melódica. Por último, el célebre final tuvo aspectos notables y otros que no lo fueron tanto: la exposición del tema del Himno a la Alegría en los violonchelos pudo desarrollarse con mayor graduación dinámica, y la entrada inicial del barítono me pareció un poco precipitada, así como su ajuste vocal con las maderas, donde quedó algo tapado por éstas. Estupenda fue, por contra, la prestación coral a cargo del Orfeó Català y el Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana, pese a conformar un número algo corto de efectivos, así como la electrizante y aguerrida réplica de la orquesta al primer solo del tenor, momento a partir del cual la energía interpretativa del conjunto fue ascendiendo con sostenido empuje hasta el exultante y conmovedor desenlace de esta partitura inigualable. Y es que uno nunca es el mismo (o no debería serlo) tras haber escuchado la Novena por venturosa mediación de una orquesta excepcional.

Orquesta Sinfónica Simón Bolívar de Venezuela
Orfeó Català. Cor de Cambra del Palau de la Música Catalana
Auditorio Nacional, Madrid, 16 de marzo de 2017



Como ilustración acompaño un extracto del concierto conmemorativo a la caída del muro de Berlín, celebrado en la Schauspielhaus Berlin el 25 de Diciembre de 1989: 
Leonard Bernstein dirigió en tan señalada fecha a miembros de las Symphonieorchestes des Bayerischen Rundfunks, Staatskapelle Dresden, Orquesta de París, Orquesta Filarmónica de New York, London Symphony Orchestra y la Orquesta del Teatro Kirov de Leningrado.

Beethoven: Sinfonía No.9, mov. nº 2: Scherzo: Molto vivace - Presto:

© Álvaro César Lara, 2017 - Todos los derechos reservados

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