Espacio destinado a la divulgación de mi obra poética. También muestra algunas de mis preferencias literarias, musicales, cinematográficas o artísticas en general.



jueves, 24 de octubre de 2013

LA NOCHE TRANSFIGURADA

  
Autorretrato azul (1910) 
  
 Presento hoy una traducción propia del poema “La noche transfigurada”, del poeta alemán Richard Dehmel (1863-1920), en el que se basó un joven Arnold Schönberg para la composición de su homónimo opus 4.  

  A modo de los poemas sinfónicos prodigados por Richard Strauss, la obra, un sexteto de cuerdas dividido en cinco secciones, transcribe los sucesos y estados de ánimo descritos en el poema, aunque la música es de tal intensidad, dramatismo y belleza que emociona por sí misma. A estos efectos, la llevanza de la tonalidad hasta su límite permite caracterizar una densa atmósfera de elevada e inquietante concentración lírica, de modo afín a los procedimientos wagnerianos. El paso hacia la ruptura del sistema tonal estaba, pues, ya sin remedio prefigurado.
  Concluída en 1899 y estrenada en 1902, la partitura fue objeto de una posterior transcripción para orquesta de cuerdas realizada por el mismo Schönberg, y es ésta la forma más frecuente de interpretarse en las salas de conciertos.

  Como todos sabemos, no son pocas las dificultades de traducir del alemán, máxime en poesía. Puedo asegurar que he puesto todo mi empeño en no perturbar demasiado el aliento y ritmo poéticos, por lo que me he alejado de la literalidad cuando lo he creído necesario. Traducciones literales hay muchas; poéticamente válidas, bastantes menos. Espero estar a la altura.

   Nota: Pongo enlace en YouTube a la versión orquestal de Barenboim con la Chicago Symphony, si bien recomendaría la de Pierre Boulez con la New York Philharmonic (años 70), a mi juicio extraordinaria.


      NOCHE TRANSFIGURADA  


           
Dos tipos cruzan una fría y desnuda arboleda.   
Ambos observan cómo la luna que los alumbra
planea sobre los altos robles: ni una sola nube
enturbia ese cielo, en cuya luz se funden las negras
                                                                     [copas.  


Se oye a una mujer decir:

Llevo en mi seno un hijo y no es tuyo:
contigo estoy yendo en pecado.
He atentado gravemente contra mí misma,
pues aun creyendo que jamás podría ser feliz,
sentí un enorme deseo de conocer la plenitud 
y la alegría de ser madre, y por eso me atreví
a entregar mi tembloroso cuerpo en los brazos
de un extraño, del cual quedé preñada.  
Y ahora la vida se ha tomado venganza
haciendo que tú te encuentres conmigo.
           
En su incierto caminar, ella levanta la vista,
contempla la luna y sus oscuros ojos se llenan
de luz.

           
Acto seguido, se oye a un hombre decir:

Entonces, que este hijo que has concebido
no suponga una carga para tu alma:
¿acaso no ves cómo el universo resplandece?
Bajo este esplendor navegamos sin rumbo
sobre un gélido mar, mas una especial tibieza
fluye de ti a mí y de mí a ti, y esto transfigurará
a este hijo de otro: tú lo llevarás como si fuera mío,
porque tú me has traído la luz y a mí mismo
me has convertido en niño.
           

Él la abraza de sus fuertes caderas;
sus alientos se mezclan con la brisa.

           
Una pareja atraviesa la prominente y fúlgida noche.
           
                          *************

 (Versión original)

           Verklärte Nacht

Zwei Menschen gehn durch kahlen, kalten Hain;
der Mond läuft mit, sie schaun hinein.
Der Mond läuft über hohe Eichen;
kein Wölkchen trübt das Himmelslicht,
in das die schwarzen Zacken reichen.
Die Stimme eines Weibes spricht:

Ich trag ein Kind, und nit von Dir,
ich geh in Sünde neben Dir.
Ich hab mich schwer an mir vergangen.
Ich glaubte nicht mehr an ein Glück

und hatte doch ein schwer Verlangen
nach Lebensinhalt, nach Mutterglück

und Pflicht; da hab ich mich erfrecht,
da ließ ich schaudernd mein Geschlecht
von einem fremden Mann umfangen,
und hab mich noch dafür gesegnet.
Nun hat das Leben sich gerächt:
nun bin ich Dir, o Dir, begegnet.

Sie geht mit ungelenkem Schritt.
Sie schaut empor; der Mond läuft mit.
Ihr dunkler Blick ertrinkt in Licht.
Die Stimme eines Mannes spricht:

Das Kind, das Du empfangen hast,
sei Deiner Seele keine Last,
o sieh, wie klar das Weltall schimmert!
Es ist ein Glanz um alles her;
Du treibst mit mir auf kaltem Meer,
doch eine eigne Wärme flimmert
von Dir in mich, von mir in Dich.
Die wird das fremde Kind verklären,
Du wirst es mir, von mir gebären;
Du hast den Glanz in mich gebracht,
Du hast mich selbst zum Kind gemacht.

Er faßt sie um die starken Hüften.
Ihr Atem küßt sich in den Lüften.
Zwei Menschen gehn durch hohe, helle Nacht.


© Richard Dehmel. All rights reserved

                         Versión de D. Barenboim con la Sinfónica de Chicago


© De la traducción y texto: Álvaro César Lara, 2013 - Todos los derechos reservados 

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