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una poética es, a mi modo de ver, un ejercicio de vanidad absurdo, destinado al
fracaso o al arrepentimiento.
Aclarado esto, entiendo que la
práctica de la poesía es un acto tanto de elaboración como de reconocimiento.
Nadie puede crear de la nada.
Para mí, el hallazgo es
poético cuando satisface una emoción estética primera: la del autor como primer
lector de sus palabras. El poeta tratará de responder o de dar salida a
intenciones, inquietudes o experiencias que se han ido acumulando en su
interior con anterioridad a sentarse a emborronar papeles, aun cuando en ese
proceso llegue a conclusiones al parecer completamente alejadas de sus primeras
intuiciones (se escribe lo que se puede, no lo que se desea). Digamos que
deberá encontrar algo, reconocerlo si es que aparece, aunque no sea lo que
pensó que salía a buscar.
Con
ello no dejo a un lado el necesario proceso de construcción que lleva tras de
sí el poema. Un acertado ritmo, unas brillantes metáforas, un rico vocabulario
o una conseguida expresión elegíaca, por ejemplo, contribuirán a robustecer el
edificio poemático. Todo lo cual puede aprenderse o mejorarse con la práctica
habitual de la escritura, mas no pasará nunca de ser un medio para satisfacer
un fin que no es otro que el poético.
En
conclusión, se es poeta por la necesidad de encontrar algo de lo cual, la mayor
parte de las veces, no conocemos nada más que el hecho de que lo estamos
buscando. La revelación poética concierne privadamente al poeta, con
independencia de que después éste decida hacerla pública. Y ahí es donde
interviene la pericia, la habilidad para el manejo de las palabras, necesarios
para configurar el mensaje de la mejor manera posible.
¿Desde dónde me convocas tú
ResponderEliminarpalabra de verso
no cualquier palabra
que sin ser yo tu dueño
dices mi verdad más honda
más seca
más exacta de claridades?