Desde hace unas cuantas décadas ya, no cabe
duda de que Michel Camilo, pianista, arreglista y compositor dominicano (Santo
Domingo, 1954) establecido en Nueva York, es uno de los transmisores más conspicuos
del jazz latino, o mejor habría que decir del jazz a secas, tal es la inquietud
de este polifacético artista, que de vez en cuando se asoma también al
repertorio de la clásica o el flamenco.
No descubro nada si afirmo que se trata de un
gran músico, de muy sólido bagaje académico y encomiable voluntad de perfeccionamiento,
que conjuga el estudio, la indagación de amplias miras, el dominio consciente
tanto del material como de los recursos expresivos, con una exquisita
depuración técnica que le permite abordar cualquier partitura sin aparente
dificultad. En efecto, gran deleite nos produce comprobar cómo ese sutil y
elegante fraseo, acreedor de la más acariciadora elasticidad, lo es también de la
pujanza, espontánea efusión y arrebato característicos de la música latina. Y
es que, bien sea a solo, en trío o en más extensas compañías, fusionando
flamenco con Tomatito o interpretando a Gershwin con una orquesta sinfónica, en
todas partes infunde ese personal sello, ese inconfundible toque caribeño-jazzístico tan luminoso y atractivo.
Reciente está, y es lo que nos ha llamado a
escribir este artículo, la aparición de su último trabajo a solo, What´s up?, en el que realiza un
cuidadoso repaso de la tradición, incluye algún que otro homenaje personal,
explora ciertos ritmos caribeños (los llamados del dos-tres y del tres-dos)
y finalmente concluye con una íntima sugerencia improvisada al amanecer.
Por último, quiero poner de relieve el contagioso
apasionamiento del artista al comentar sus composiciones con esa fruición que
sólo son capaces de exhibir aquellos que verdaderamente aman lo que hacen. En
efecto, él puede querer alertarnos sobre un matiz, un acento, un ritmo o
simplemente la evolución temperamental de una determinada composición, y ello,
en lugar de entorpecer el discurso, incide como una lente de aumento en la
comprensión de la obra y, lo que es más relevante, redunda en la inmediatez de
un disfrute que el oyente agradece sobremanera. Porque, como ocurre tantas
veces en el arte en general y cómo no en la música, cuando se nos explica con
el debido entusiasmo a lo que nos enfrentamos, cuando se nos encamina
directamente hacia el despojado disfrute de una obra, más emoción, sea del tipo
que sea, podemos llegar a sentir.
Os dejo como ejemplo dos enlaces relativos a
interpretaciones y una reciente entrevista radiofónica. No obstante, si queréis
escuchar más, os recomiendo, para empezar, los siguientes títulos, todos ellos disponibles
en Youtube: A dream, Chan Chan, Rice and
Beans o The spirit of the moment.
© Álvaro César Lara, 2013 - Todos los derechos reservados
¡Qué música más buena!
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