Espacio destinado a la divulgación de mi obra poética. También muestra algunas de mis preferencias literarias, musicales, cinematográficas o artísticas en general.



jueves, 22 de enero de 2015

DUDAMEL VUELVE A MADRID

  De nuevo tuvimos por aquí a la Simón Bolívar con Dudamel. Enorme satisfacción para muchos –pese a que la hora de la cita no se antoje de lo más idóneo– el poder reencontrarse con tan extraordinaria orquesta, después de su visita de 2012, que aquí en su día reseñamos. Pues bien, el tiempo pasa y no hace sino acreditar la excelencia de esta institución, soberbiamente asentada en el panorama musical con el respaldo de la Deutsche Grammophon, desde aquel primer disco de 2006 consagrado a las sinfonías 5ª y 7ª de Beethoven.
  Y precisamente Beethoven, con su Quinta, constituyó el primer plato de este nuevo concierto, cuya lectura, aun con matices, nos pareció más que notable. Efectivamente, algún titubeo detectamos en el primer tiempo, y sobre todo un no muy afortunado tratamiento del posterior andante con moto, aquejado de cierta precipitación, que restó encanto al fraseo del tema principal y acabó por condicionar la evolución de todo el movimiento. Hecha la salvedad, a continuación asistimos a un excepcional abordaje de los dos últimos tiempos, en los que la habitual sobrecarga de efectivos –ya no se suelen manejar estos repertorios con plantillas tan nutridas– no fue obstáculo para una primorosa y aérea traducción: sin exhaustividad destacaríamos la apabullante intervención de los contrabajos y un tratamiento de los pizzicati de lo más atractivo.

  La segunda parte incluyó piezas extraídas de la monumental tetralogía wagneriana, recientemente llevadas al disco. Partituras tan excepcionales favorecen el lucimiento de una orquesta apegada al gran formato, aun cuando empresas así no carecen de riesgo. Me refiero a la sombra de la ortodoxia y de la tradición, que pueden representar un obstáculo frente a prejuicios de iniciados. Por mi parte, desconozco la impresión que tales versiones hayan podido suscitar en wagnerianos de pro, aunque a mi juicio éstas resultaron de lo más suculento. Y no me refiero únicamente a los pasajes de bombo y platillo, sino a esos sublimes prodigios de refinamiento, esas mágicas atmósferas de cuento tan espléndidamente pergeñadas por el compositor. En este sentido, la dirección en los Murmullos del bosque (de la ópera Sigfrido), me pareció de lo más fascinante, con unos bellísimos solos de chelo y violín y unas intervenciones prodigiosas del viento-madera. Luego, por supuesto, cuando los pentagramas demandan contundencia (Cabalgata de las valquirias, marcha fúnebre de El ocaso de los dioses) naturalmente que la hallaron, y de la buena –aun sin perder de vista una meritoria claridad de exposición–, si bien yo me decantaría más por aquel otro aspecto, el de la aquilatada exuberancia tímbrico-melódica en ese sutil y cauteloso rumbo hacia la emotividad.     


© Álvaro César Lara, 2015 - Todos los derechos reservados

(*) Una grabación de este concierto puede verse actualmente a través de Canal + extra.  

1 comentario:

  1. El concierto fue impresionante. Yo no entiendo mucho de música, pero , lo cierto es que
    fue una experiencia inolvidable. A pesar de la hora, salí feliz, relajada y contenta de haber asistido.
    Previamente, para prepararme un poco había leído tu entrada de 2012.
    Gracias por tus consejos que me animaron a no perderme un acontecimiento tan importante en mi vida.

    ResponderEliminar