Espacio destinado a la divulgación de mi obra poética. También muestra algunas de mis preferencias literarias, musicales, cinematográficas o artísticas en general.



viernes, 26 de enero de 2018

ULTRAMOR: EL MUNDO EN VILO DE ALFONSO BREZMES


 
  Hay una (otra) realidad que depende de nosotros. Habita en nuestro interior precariamente, en adormecidos fragmentos que reclaman su recomposición, tal pedazos de un espejo que, después de hechos añicos, siguen siendo uno en cada trozo. Y es en la búsqueda o aprehensión de dicha realidad donde el poeta debe fijar su horizonte, para lo cual deberá prescindir del fulgor de lo inmediato, desligarse de unos ojos que no ven, a fin de que el corazón no sea entorpecido en su pesquisa. Sólo así, desviándose hacia ese mundo en vilo, con el corazón en una mano y una venda tapándole los ojos, podrá cumplir la hazaña de su posibilidad, alcanzar aquella Ítaca que navega hacia sí misma / hecha de los viajeros que la buscan, pues es en la esperanza de lo posible, en pie y enarbolando su bandera, donde reside, en esencia, el transgresor señuelo de su andadura.

  Por supuesto que semejante labor ni es sencilla ni está libre de riesgos: como sospechamos, se trata de adentrarnos en un mundo esquivo (sagrado lugar en donde habita / el oscuro animal de la esperanza), sin certezas evidentes (no hay magnitud mayor que la certeza / que empuja sus costados a la nada), difuso en la profundidad de una memoria reconstruida desde el corazón (Un corazón: su terquedad. / Su no querer pararse. / Todo lo que quiso ser y no logró, / revivido otra vez porque es posible). Habrá de estar el protagonista, pues, resuelto a dar palos de ciego, inevitablemente desorientado, con su escueta posibilidad como referencia, esa flecha que nos parte en dos y deja una señal en nuestra piel, desconociendo sus progresos y con la sola convicción de su conjuro: Yo no estoy, yo voy, y ese es mi estar en el mundo. Y en su inestable devenir se reconocerá con frecuencia habitado por otro, un yo transmutado capaz de acceder a la otra dimensión desde donde escribe los poemas, y que a veces, como reverso de sí mismo que es, le traiciona: Hace tiempo que se ha ido el hombre que escribía mis poemas.

  Acaso ciertamente tópico (Novalis, Poe) es la introspección en ámbitos nocturnos y regiones fronterizas con el alba. Brezmes insiste en ellos como espacio excepcional, preludio del vértigo creativo y hábitat de la memoria desde donde se fraguan los poemas: La noche es ahora el lugar de los advenimientos. Sin embargo, la escritura no cumple su objetivo si con ella no logramos ser lo que cobra vida tras apagar los libros. Ahora bien, como apuntábamos antes, la incursión en esa realidad desdoblada comporta, asimismo, un peligro capital, el de no saber volver: en el recodo más oscuro / de sus bosques nos perdemos / y no sabemos regresar. 

  Versos de gran belleza como los que siguen ejemplifican el proceso secuencial de la experiencia: Sientes tu cuerpo invadido / por una vieja sensación, en ocasiones/ parecida a la ilusión o a la nostalgia. / Tus pies se despegan del suelo. / Habitas el vértigo. / Empiezas a llorar. O bien estos otros: Habla memoria, cuéntame / otra vez mi vida y levanta / sobre el árido solar de sus ruinas / el castillo encantado en donde ser / el nuevo hogar de tus apariciones.

  Pero finalmente, ¿cuál es el desenlace de susodichas incursiones en esa fantasmal orilla donde el aquí se ha mudado al quizá? ¿Cómo queda nuestro viajero tras su heroica vuelta del campo de batalla? Para nuestro alivio, no acabará como el desventurado caminante del Winterreise (Viaje de invierno) de Franz Schubert: todo lo contrario, pues aludiendo al día después se nos hace saber, felizmente, que nuestra mirada encuentra al fin otra mirada, / y la vida logra de este modo detenerse, / y el corazón puede por un tiempo descansar. De tal dichosa suerte concluye el periplo de aquellos ojos que, privados de visión, debieron dejarse guiar por las inquietas bridas de un aventurero corazón que presiente.

  Nada más que añadir a esta gratificante lectura de Ultramor. Terminamos escogiendo, como hermoso y conclusivo compendio de las tribulaciones, hallazgos y desvelos del personaje, el poema titulado “A través del espejo”:


INVENTÉ este país para salvarme.

Aquí todo es refugio;
allí la sangre es demasiado roja
y la luna es demasiado blanca,
el tiempo pasa muy deprisa
y la hierba crece muy despacio.

No basta con la cruda realidad:
para salvar el mundo hay que perderlo
y crearlo de nuevo en la memoria.

No importa si aquí sólo es posible:
allí tan sólo puede ser real.

Ultramor. Alfonso Brezmes.
Ed. Renacimiento, 2017

© Álvaro César Lara, 2018 - Todos los derechos reservados

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