A la hora de
hacer una inversión
es
indispensable cotejar
el estado de
ánimo de tus vecinos.
Pues por magnífica
que sea tu apuesta,
si ellos no
están por la labor
terminarás errando
el tiro.
Es un mero asunto
de confianza,
pues tú eres
tan vecino de ellos
como ellos
de ti, y ellos también
estudian invertir.
A menudo los
contemplas en grupo
y te
preguntas cómo actuarán por separado.
Por contra,
cuando los tienes delante
y te hablan,
aprovechas para escrutar
sus labios,
sus gestos, sus manos,
la parsimonia
o presteza con que sostienen
una entonación
o una mirada.
Mi
experiencia personal me dice que, así como
una orquesta
sin público
no puede
hacer que la música funcione,
cualquier
expectativa es susceptible de cumplirse
si existe un
número adecuado de personas
predispuestas
a tropezar de una misma manera.
De «Pasadizos y murallas» (Vitruvio, 2016)
© Álvaro César Lara – Todos los derechos reservados
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