De la popularísima Water Music no disponemos de ningún manuscrito acreditativo sobre
el modo en que pudo ejecutarse durante aquella mítica jornada del 17 de julio
de 1717, donde unas cuantas barcazas reales surcaron el Támesis navegando desde
Whitehall a Chelsea. Abordo de una de ellas se encontraba el monarca Jorge I,
que al parecer quedó enormemente satisfecho de la música compuesta por George
Frideric Haendel para el festejo, e interpretada desde otra de las
embarcaciones por un grupo bastante nutrido de músicos. Por entonces, la
reputación del intrépido alemán de 32 años era ya floreciente en Inglaterra, debido
en buena parte a la formidable acogida londinense de su ópera Rinaldo pocos años atrás, allá por 1711.
G. F. Haendel |
En la
práctica, tal incertidumbre histórica se ha convenido en resolver mediante la agrupación
de las piezas en tres suites de danzas para trompa, trompeta y flauta,
respectivamente. Así lo planteó Robert King al frente de su estupendo conjunto The King´s Consort, en una
interpretación de muy alto nivel. El grupo británico secundó fielmente las puntillosas,
precisas e inspiradas indicaciones de su fundador, que dotó al conjunto de una
idiomática y solvente arquitectura, no
exenta del refinamiento, flexibilidad y elegancia ahormados por el genial compositor
a través de un variopinto mosaico de timbres y colores, así como de una
prolífica amalgama de ritmos, danzas y melodías sugerentemente hilvanados. En las dos
primeras suites, las trompas y trompetas proveen estratégicos matices de
rutilante jovialidad –espléndidas las diversas intervenciones solistas, de gran
dificultad técnica al tratarse de instrumentos naturales, sin llaves de
regulación–, mientras que la suite de flauta evoca una pastoril atmósfera de
relajamiento y sosiego –magnífica la sutil e imaginativa intervención de la
violinista / flautista Rebecca Miles–, probablemente pensada para un momento de
solaz posterior al desembarco. Desconocemos si Haendel compuso todo ello ad hoc o si quizá adaptase alguna obra
suya anterior, pero en cualquier caso los resultados fueron óptimos: no es de extrañar
pues que el rey resultara extremadamente complacido y ordenase varias veces la
repetición de determinados pasajes.
A poco que uno haya escuchado la Water
Music en grabación o concierto, sabrá que habitualmente se acompaña con la Música para los reales fuegos de artificio,
partitura encargada con ocasión de la firma del tratado de Aquisgrán en 1749
entre Francia e Inglaterra. Haendel contaba entonces nada menos que con 64
años, de modo que la distancia cronológica entre ambas creaciones es abismal,
por más que la vivaz rúbrica de nuestro compositor permanezca completamente
reconocible. Timbales y tambores aportan un conveniente aire marcial de celebración,
expresado en las propias indicaciones de la partitura (La Paix, La Réjouissance).
El maestro King ofreció la modalidad más sobria de la obra, con plantilla de
menor formato que la original, en una interpretación de convincente desenfado,
precedida de una breve suite con motivos de Les
Boréades, la última tragedia lírica escrita por Jean Philippe Rameau.
AUDITORIO NACIONAL DE MÚSICA
DOMINGO 25/03/18
THE KING’S CONSORT
ROBERT KING, clave y dirección
ART KING,
© Álvaro César Lara, 2018 - Todos los
derechos reservados
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