Señor, por primera vez en mi vida me dirijo a Ti
con toda la humildad que me quepa en el alma.
Únicamente Tú, que has permitido mi estancia en este mundo,
serás capaz de comprenderme, aunque no me consideres digno
de tu ayuda.
Oh Señor, Tú que dispones de la voluntad infinita del amor,
dame ocasión de estar a la altura de la mujer a quien amo,
y para ello concédeme, te lo suplico, el tiempo imprescindible
para proceder sin demora a entregarle lo que Tú, Señor,
pusiste entre mis manos al nacer.
© Álvaro César Lara - Todos los derechos reservados
Redonda, preciosa, y ... digna de tí.
ResponderEliminarNos ha encantado y emocionado hasta fluir las lágrimas. Pura belleza.
Gracias por permitirnos disfrutarla.
José Miguel y Pepa
Emociona...
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