El presente capítulo
de la antología que voy publicando de la obra instrumental de Antonio Vivaldi se
detiene ahora en sus conciertos para violonchelo y orquesta. En tiempos de
Vivaldi el chelo era un instrumento bastante novedoso que comenzaba a
demandarse paulatinamente, por lo general en sonatas u otras obras de camara. Pero
es precisamente el veneciano quien, además de consolidar su papel como solista, encontró en él un vehículo idóneo para la plasmación de su exquisita sensibilidad
creadora. En efecto, en su registro grave el chelo permitía recrear impecablemente
atmósferas de recogimiento o melancolía, sin menoscabo de sus posibilidades para
la consecución de sonoridades más brillantes. Tal concurrencia entre peculiaridad
del instrumento y destreza del compositor se tradujo en una literatura de altísima
calidad musical, que dificulta felizmente cualquier pretensión de escrutinio.
De los
27 conciertos para violonchelo y orquesta que se conservan planteo una selección
de 13, de los cuales los 7 destacados en color naranja han merecido la máxima calificación
(E).
© Álvaro César Lara, 2016 - Todos los
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