Espacio destinado a la divulgación de mi obra poética. También muestra algunas de mis preferencias literarias, musicales, cinematográficas o artísticas en general.



martes, 20 de diciembre de 2016

VIVALDI: Los conciertos para fagot, flauta, oboe y mandolina / Antología de la música instrumental 5

  En el presente capítulo de la antología de la música instrumental de Antonio Vivaldi he agrupado mi selección de sus conciertos para fagot, flauta, oboe y mandolina, los cuales cito en este orden atendiendo al número de obras compuestas y seleccionadas.     

 Empezando por el final, el justamente popularizado concierto para mandolina, orquesta y bajo continuo es único en el catálogo vivaldiano, al margen del no menos célebre concierto para dos mandolinas y de la utilización de dicho instrumento en otros conciertos para plantillas más amplias. Obra de extraordinaria sutileza, pujanza y entrañable encanto melódico, constituye otra inefable prueba de la asombrosa flexibilidad del maestro para adecuarse a las peculiaridades de cada instrumento, por infrecuente o desusado que éste fuese.

Mandolina de 6 cuerdas
  Continúa la selección con los conciertos para flauta, la mayor parte de ellos consagrados a la travesera, ya que entre la totalidad catalogada de 24 conciertos tan sólo aparecen 2 para flauta de pico –magistrales, por cierto–, mientras que en otros 3 de ellos se prescribe el flautino, una especie de flautín de tesitura muy aguda, a propósito del cual es inevitable reseñar, nuevamente, la pasmosa habilidad del compositor para concebir obras maestras en cualquier terreno, puesto que al RV 443 podemos aplicarle sin problema los mismos calificativos que antes expresábamos sobre el concierto para mandolina. En cuanto al resto de conciertos para flauta, conviene recordar que algunos del opus 10 son reelaboraciones de algunos de los conciertos de cámara repasados en el capítulo 4 de nuestra antología, a cuyos comentarios me remito. 
  Prosiguiendo con los conciertos para oboe, la aportación de Vivaldi en este campo podría equipararse a la de otros compositores del barroco italiano con ilustres partituras al respecto, como Alessandro Marcello o Tomaso Albinoni, que elevaron la categoría del instrumento a prominentes cotas.
Fagot
  Caso aparte es el no del todo esclarecido asunto de los concietos para fagot. Que el Prete Rosso compusiera nada menos que 39 conciertos para un instrumento de tan oscuro y nasal timbre que hasta entonces no pasaba de ser un mero acompañante, no deja de resultar llamativo, máxime cuando reparamos en que después del violín se trata del instrumento solista para el que más conciertos escribió. La hipótesis más probable [1]  es que dentro del Ospedale della Pietà, ese hospicio especializado en formación musical donde Vivaldi ejerció diversas funciones a lo largo de su vida, entre ellas la de preceptor de intérpretes femeninas, existiese alguna alumna que llegara a alcanzar una elevada destreza con el fagot, circunstancia que habría animado al maestro a la producción de numerosos conciertos con destino a aquella legendaria y virtuosa orquesta de féminas, que comparecían semiocultas al público detrás de una verja con visillos. Tal hipótesis queda afianzada por la muy vasta exigencia técnica y soberbia calidad musical de semejantes partituras, cuya relevancia artística y contribución al desarrollo del instrumento no han sido apenas igualadas en toda la historia de la música.   



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[1]  Queipo de Llano, Pablo, El furor del Prete Rosso. Fundación Scherzo, Madrid, 2005.



© Álvaro César Lara, 2016 - Todos los derechos reservados

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